La segunda fila (1ªParte)
Mi madre siempre me decía que hiciese amigos, que no fuera tímido y que, aunque tuviese vergüenza, tratase de adaptarme a sus juegos. Aún así, nunca tuve muchos amigos, más bien pocos o quizá ninguno. Aquellos que me decían que lo eran, me mentían pues solo se acordaban de mi cuando me necesitaban. A veces me sentía solo, muchas veces olvidado, como si en realidad nunca estuviese allí con ellos. De todas formas eso no me preocupaba de ninguna manera. Siempre estaba feliz. Mi madre muchas veces me comentaba que yo era una persona muy especial, diferente a los demás. Sabía que yo podía ver y notar ciertas cosas que muchas personas no podían ni siquiera sentir. Quizá tenía razón. Nunca tuve la oportunidad de preguntarle a qué se refería con que yo era especial. Cuando era pequeño al no entender que quería decirme, pasaba completamente de lo que me decía, y cuando ya me convertí en adulto entre unas cosas y otras siempre se me olvidaba preguntarlo y finalmente cayó en el olvido. Mi vida