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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Retazos de un Pasado Mejor (I) - Vida y Muerte.

Amaneció un día gris , sin apenas un rayo de luz. Sólo unos pocos conseguían traspasar la gruesa muralla que las nubes formaban. Un aire frío y triste recorría la ciudad de Nueva York, mientras una fina lluvia caía desde el cielo. A lo lejos el retumbar de los truenos amenazaba con acercarse a la gran ciudad. Pero todavía se mantenía lejos. Reunidos, una familia rota y abocada al llanto rodeaba un ataúd cerrado, a punto de ser sepultado bajo tierra, para dar descanso al pobre desgraciado que había muerto. Tan joven, tan lleno de vida. En su mano había tenido un mundo lleno de posibilidades, de experiencias, de sentir la magia de la vida, pero ahora ese mundo se había oscurecido. ¡Cuán crueles eran las divinidades por haber apagado la vitalidad de un joven que tenía toda una vida por delante! ¡Cuán violento era ver morir a un hijo, destinado a ver morir primero a sus padres! ¡Cuántos lamentos se elevaban al cielo, rogando por un alma extinta! La madre, apoyada sobre el hombro de su

Aaron Wake

Allí estaba . Tirado de rodillas, sin ningún ápice de fuerzas. Tremendamente exhausto. La lluvia empezó a caer sobre mi cabeza. Jadeaba. Agaché la cabeza. Notaba cómo perdía el control de mi cuerpo. No reaccionaba. No podía moverme. De algún modo, noté cómo había llegado al final de mi camino. Pronto desfallecería, sin poder hacer absolutamente nada. Sólo los recuerdos resistían por no ser olvidados. - Diantres Wake, si sigues así no llegarás nunca a nada. Recuerdo cuán duros eran los entrenamientos a los que me habían sometido durante mi juventud. Todos ellos llevándome siempre al final de mis fuerzas y de mi propia cordura. Siempre al límite. Y todo bajo la supervisión de mis entrenadores y, por supuesto, de mi familia. - Hemos invertido muchos esfuerzo y dinero en ti, Aaron. No nos decepciones. Nunca habían descansos. Ni siquiera podía sentarme, ni siquiera podía recuperar el aliento. Me forzaban a los límites de mi existencia y todo por un objetivo común. Un mie

Chris Nelzar

El mundo nos puede llegar a cambiar, lo reconozco. Es ley de vida... o eso creo. Hace relativamente poco era un crío que, junto a unos maravillosos padres con los que disfrutaba de tardes de primavera o invierno leyendo, mirando la televisión, etc., vivía despreocupado de un mundo que a día de hoy me incita a conocerlo. Atrás queda el pasado. Ahora soy otra persona. Soy diferente. Mis padres, por culpa de sus compromisos laborales, dejaron de prestarme toda su atención. Empecé a encontrarme sólo. Aún con los pocos amigos que tenía, un pequeño vacío se apoderaba de mi interior. Muy en el fondo de mi corazón sabía que no siempre durarían las largas tardes de invierno bajo el cálido abrazo de mi madre o las mañanas en la playa con mi padre. Así que no tenía elección. La hora del cambio había llegado. Tenía que ser fuerte en la extrema soledad, tenía que aprender a ser yo mismo sin una figura paterna o materna. Tenía que aprender a vivir. Todavía me pregunto si el mundo n

Kaelendril

El atardecer comenzó a desvanecerse para dar entrada a la luna llena seguida de esas largas noches de primavera. Al joven elfo le encantaba permanecer sentado en una colina (llamada La Roca de Auriel) no muy lejana al bosque donde se encontraba su tribu. Para él, la transición entre el día y la noche era más que un espectáculo visual de luces de colores, era una sensación que le transmitía paz y serenidad, un acontecimiento que apaciguaba los males de su corazón y le daba aquella calma que sólo podía darse mientras entraba en el estado de meditación junto a sus otros hermanos elfos. Pero aquel lugar tenía otro significado mucho más profundo para el elfo, allí había hecho una promesa, una promesa de amor junto a su amada. En La Roca de Auriel siempre se reunían ellos dos para unir aún más los lazos de amor que tenían entre uno y otro. Pero aquel día, ella nunca apareció. El joven elfo nunca sabría el alcance de lo iba a ocurrir a continuación, pues de pronto una fle